¿Es cosa nuestra o hasta hace unos años lo del pimentón ahumado era una modernez no apta para las casas “de bien” donde solo había espacio para el binomio dulce-picante? Por suerte, cada vez hay más gente que amplía su gama de condimentos y, con ella, las posibilidades de su recetario de cabecera con apenas un gesto.
No hace falta darle mucho a la cabeza: empleado en sustitución del pimentón dulce en todas las recetas clásicas (potajes de legumbres, refritos, escabeches, arroces...) aporta un gusto más acentuado y profundo. ¿Quién no se acuerda de aquellas papas con arroz a las que les cantaba Vainica Doble en Con las manos en la masa? En su versión ahumada, parece que refuerzan ese toque a comida “viejuna” a la que mejor podríamos llamar “confortable”, porque lo es.
Señales de humo
En realidad, la única diferencia con el “de toda la vida” es que, en la variedad ahumada, el pimentón se seca empleando humo de leña antes de molerse, pero ese aroma específico a humo y a madera suma a la hora de emplearlo en la cocina.
Para innovar un poco, no hay más que agregar un toque a una mayonesa para, pongamos, un bocadillo tex-mex o, por qué no, de mejillones en conserva. En una salsa de tomate –cuidado con no quemar el pimentón– sirve para emular vagamente unos macarrones con chorizo, pero evitando toda la grasa del embutido, y, en plan viajero, podemos marcarnos una shakshuka de lentejas, esa mezcla del pisto manchego y el tarka dhal de la cocina india que, aunque no se conozca mucho, es hora de ir incorporando como plato de legumbres sencillo, completo y deliciosísimo.
Origen: Cáceres.
- Elaborado por El Amasadero